Ha demostrado su 'hambre' rematando con todas las partes del cuerpo
De Tenerife a Abu Dhabi, pasando por Mónaco, siguiendo por el Bernabéu, haciendo escala con la selección en el Mundial de Sudáfrica y goleando con todas las partes del cuerpo camino de otro triplete a coronar en Wembley. Pedro festejó su centenario como azulgrana el miércoles metiendo su segundo golazo de cabeza al anticiparse en un portentoso salto a Pellerano, 14 centímetros más alto (1,83 contra 1,69). "No es una de mis mejores facetas pero fui a por el balón con todas mis fuerzas", afirma quien envió su primer testarazo a la red y forzó la prórroga en la final del Mundial de Clubs en 2009. Nada es imposible para el tinerfeño, el hombre de los milagros.
Dominando como un malabarista un globo terráqueo gigante, Pedro hizo balance ayer para Mundo Deportivo de sus primeros 100 encuentros oficiales con el Barça. Frank Rijkaard le hizo debutar con el 33 a la espalda el 12 de enero de 2008 contra el Murcia (4-0) y desde entonces no ha dejado de maravillar con Pep Guardiola como valedor. Con un promedio realizador propio de un ariete, ha metido 41 tantos de todos los colores y casi siempre decisivos. "Nunca me lo hubiera imaginado. Debo dar las gracias al trabajo del equipo. Sin su ayuda, sería imposible", destaca Pedro, que se queda con dos goles amén de los otros dos metidos al Real Madrid: "El de la Supercopa de Europa en Mónaco y el de la final de Abu Dhabi son inolvidables porque además dieron títulos". Y en cuanto a las victorias, elige "el 5-0 a los blancos por el fútbol que hicimos".
Mientras destroza récords goleadores (lleva 18 esta campaña y está a cinco de los 23 de la pasada), el miércoles intentó incluso su primera chilena en el primer equipo emulando a su ídolo, Rivaldo. Y cuando todos se preguntan qué come para correr tanto, responde sonriendo: "Pues nada raro: arroz, pasta, hidratos y ensalada".
De Tenerife a Abu Dhabi, pasando por Mónaco, siguiendo por el Bernabéu, haciendo escala con la selección en el Mundial de Sudáfrica y goleando con todas las partes del cuerpo camino de otro triplete a coronar en Wembley. Pedro festejó su centenario como azulgrana el miércoles metiendo su segundo golazo de cabeza al anticiparse en un portentoso salto a Pellerano, 14 centímetros más alto (1,83 contra 1,69). "No es una de mis mejores facetas pero fui a por el balón con todas mis fuerzas", afirma quien envió su primer testarazo a la red y forzó la prórroga en la final del Mundial de Clubs en 2009. Nada es imposible para el tinerfeño, el hombre de los milagros.
Dominando como un malabarista un globo terráqueo gigante, Pedro hizo balance ayer para Mundo Deportivo de sus primeros 100 encuentros oficiales con el Barça. Frank Rijkaard le hizo debutar con el 33 a la espalda el 12 de enero de 2008 contra el Murcia (4-0) y desde entonces no ha dejado de maravillar con Pep Guardiola como valedor. Con un promedio realizador propio de un ariete, ha metido 41 tantos de todos los colores y casi siempre decisivos. "Nunca me lo hubiera imaginado. Debo dar las gracias al trabajo del equipo. Sin su ayuda, sería imposible", destaca Pedro, que se queda con dos goles amén de los otros dos metidos al Real Madrid: "El de la Supercopa de Europa en Mónaco y el de la final de Abu Dhabi son inolvidables porque además dieron títulos". Y en cuanto a las victorias, elige "el 5-0 a los blancos por el fútbol que hicimos".
Mientras destroza récords goleadores (lleva 18 esta campaña y está a cinco de los 23 de la pasada), el miércoles intentó incluso su primera chilena en el primer equipo emulando a su ídolo, Rivaldo. Y cuando todos se preguntan qué come para correr tanto, responde sonriendo: "Pues nada raro: arroz, pasta, hidratos y ensalada".
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