Busquets, garantía de equilibrio
El medio, alabado por su inteligencia, renueva su contrato con el Barcelona hasta 2016
LUIS MARTÍN - Barcelona - 28/01/2011
El 13 de septiembre de 2008 queda lejos, o no tanto. No debería olvidarse y, afortunadamente, no lo ha hecho él, Sergi Busquets, que ayer prolongó su vida en el Barcelona al menos hasta 2016. Imposible olvidar. El Barça jugaba en casa contra del Racing el segundo partido de la temporada y por la mañana, al final del entrenamiento, Pep le avisó: "Hoy juegas". Se fue a comer a casa y se echó la siesta, aparentemente como si tal cosa. "La procesión iba por dentro", admitió después. Carlos, su padre, que fue portero del dream team, estaba más nervioso que él. "No me dijo mucho, solo que estuviera tranquilo, que jugara como sé". Eso hizo, obediente como siempre. Jugó de perlas y eso lleva haciendo desde aquella tarde.
A los 22 años, lo ha ganado casi todo: ocho títulos de diez en dos temporadas. Más chulo que un ocho, el último verano jugó el Mundial y también lo ganó, deslumbrando por la sencillez de su fútbol inexplicablemente racional. Después de la final se paseó por Johannesburgo con una bufanda de Badía, su pueblo, su mayor orgullo. "Por muy generoso que fuera, nunca hubiera apostado que las cosas me hubieran salido como me han salido. Solo he tenido alegrías, todo ha sido fantástico", reconoció ayer ése al que conocen como el quitanieves, porque, según sus compañeros, "abre las palas y se lo lleva todo por delante". De su capacidad para devolverle a su equipo la pelota nadie deja de sorprenderse, ni siquiera Mascherano, capitán de la selección argentina, que le reconoce como referente. "Es fácil, solo tengo que pensar dónde ponerme", relativiza con pasmosa naturalidad Busquets.
Callado, educadísimo, desconfiado, a Busquets no le ha cegado ni la fama ni la gloria y sigue compartiendo ratos con sus amigos de siempre en Badía. Vacilón como pocos, el Busi se viene arriba de vez en cuando, y en una cena de la plantilla se le escuchó decir, entre risas: "En el fondo, hemos tenido que llegar el Pep y yo aquí para que ganarais algo". Tampoco le faltaba razón, pero llovieron servilletas. Aunque sin él, los últimos tres años de la historia del Barcelona, en los que ha jugado 118 partidos y ha marcado 7 goles, no hubieran sido iguales, está convencido de que sin el talento que le rodea, su carrera hubiera sido muy diferente: "Yo trabajo para ellos, para mis compañeros. Los buenos son ellos", suele decir. Y lo cree de verdad.
"Sergio es un hallazgo", dice Guardiola. "Por lo que nos ha dado, por lo que da, que es tanto, y por lo que dará, solo tengo palabras de agradecimiento", insiste, feliz como nadie al saber que cuando le ponga, el equipo se llenara de equilibrio. Guardiola mira más allá. "El legado que dejen Xavi, Puyol, los veteranos de este equipo, lo cogerá él. Será quien se encargue de integrar a los nuevos y no necesitará ni hablar. Solo mirando su comportamiento todos verán cómo se hacen las cosas en esta casa".
"Uf, me queda mucho para coger ese relevo, tengo mucho que aprender", avisa Busquets, llamado a ser el líder del Barcelona del futuro, si es que este equipo no lleva ya su sello. Convertido en la sublimación del concepto del 4, de él aseguran que es la inteligencia hecha futbolista, un ejemplar raro de La Masía, curtido prematuramente en campos de tierra en las divisiones inferiores del Joma de Terrassa antes de caer en la escuela formativa del Barça.
"Tenemos mucha suerte de tener un entrenador que apuesta por la cantera", advierte al tiempo que reitera su agradecimiento a Guardiola: "Sin la confianza que depositó en mí no estaría aquí. Me lo he ganado, es verdad, pero a Pep y a mis compañeros les debo lo conseguido". Entonces, en la sala de prensa, se escucha la voz de Xavi, que pasaba por ahí: "¡Venga, atracador!", bromea. "No será nunca Balón de Oro, porque la gente no entiende de fútbol y porque como no mete muchos goles, no sale por la tele", advierte Xavi. "Pero no he visto nunca un futbolista que tenga tantas soluciones tácticas durante el juego, que tenga tanta calidad y su fuerza física; es increíble", cierra el volante, rendido al futbolista más inteligente, a la perla de Badía.
El medio, alabado por su inteligencia, renueva su contrato con el Barcelona hasta 2016
LUIS MARTÍN - Barcelona - 28/01/2011
El 13 de septiembre de 2008 queda lejos, o no tanto. No debería olvidarse y, afortunadamente, no lo ha hecho él, Sergi Busquets, que ayer prolongó su vida en el Barcelona al menos hasta 2016. Imposible olvidar. El Barça jugaba en casa contra del Racing el segundo partido de la temporada y por la mañana, al final del entrenamiento, Pep le avisó: "Hoy juegas". Se fue a comer a casa y se echó la siesta, aparentemente como si tal cosa. "La procesión iba por dentro", admitió después. Carlos, su padre, que fue portero del dream team, estaba más nervioso que él. "No me dijo mucho, solo que estuviera tranquilo, que jugara como sé". Eso hizo, obediente como siempre. Jugó de perlas y eso lleva haciendo desde aquella tarde.
A los 22 años, lo ha ganado casi todo: ocho títulos de diez en dos temporadas. Más chulo que un ocho, el último verano jugó el Mundial y también lo ganó, deslumbrando por la sencillez de su fútbol inexplicablemente racional. Después de la final se paseó por Johannesburgo con una bufanda de Badía, su pueblo, su mayor orgullo. "Por muy generoso que fuera, nunca hubiera apostado que las cosas me hubieran salido como me han salido. Solo he tenido alegrías, todo ha sido fantástico", reconoció ayer ése al que conocen como el quitanieves, porque, según sus compañeros, "abre las palas y se lo lleva todo por delante". De su capacidad para devolverle a su equipo la pelota nadie deja de sorprenderse, ni siquiera Mascherano, capitán de la selección argentina, que le reconoce como referente. "Es fácil, solo tengo que pensar dónde ponerme", relativiza con pasmosa naturalidad Busquets.
Callado, educadísimo, desconfiado, a Busquets no le ha cegado ni la fama ni la gloria y sigue compartiendo ratos con sus amigos de siempre en Badía. Vacilón como pocos, el Busi se viene arriba de vez en cuando, y en una cena de la plantilla se le escuchó decir, entre risas: "En el fondo, hemos tenido que llegar el Pep y yo aquí para que ganarais algo". Tampoco le faltaba razón, pero llovieron servilletas. Aunque sin él, los últimos tres años de la historia del Barcelona, en los que ha jugado 118 partidos y ha marcado 7 goles, no hubieran sido iguales, está convencido de que sin el talento que le rodea, su carrera hubiera sido muy diferente: "Yo trabajo para ellos, para mis compañeros. Los buenos son ellos", suele decir. Y lo cree de verdad.
"Sergio es un hallazgo", dice Guardiola. "Por lo que nos ha dado, por lo que da, que es tanto, y por lo que dará, solo tengo palabras de agradecimiento", insiste, feliz como nadie al saber que cuando le ponga, el equipo se llenara de equilibrio. Guardiola mira más allá. "El legado que dejen Xavi, Puyol, los veteranos de este equipo, lo cogerá él. Será quien se encargue de integrar a los nuevos y no necesitará ni hablar. Solo mirando su comportamiento todos verán cómo se hacen las cosas en esta casa".
"Uf, me queda mucho para coger ese relevo, tengo mucho que aprender", avisa Busquets, llamado a ser el líder del Barcelona del futuro, si es que este equipo no lleva ya su sello. Convertido en la sublimación del concepto del 4, de él aseguran que es la inteligencia hecha futbolista, un ejemplar raro de La Masía, curtido prematuramente en campos de tierra en las divisiones inferiores del Joma de Terrassa antes de caer en la escuela formativa del Barça.
"Tenemos mucha suerte de tener un entrenador que apuesta por la cantera", advierte al tiempo que reitera su agradecimiento a Guardiola: "Sin la confianza que depositó en mí no estaría aquí. Me lo he ganado, es verdad, pero a Pep y a mis compañeros les debo lo conseguido". Entonces, en la sala de prensa, se escucha la voz de Xavi, que pasaba por ahí: "¡Venga, atracador!", bromea. "No será nunca Balón de Oro, porque la gente no entiende de fútbol y porque como no mete muchos goles, no sale por la tele", advierte Xavi. "Pero no he visto nunca un futbolista que tenga tantas soluciones tácticas durante el juego, que tenga tanta calidad y su fuerza física; es increíble", cierra el volante, rendido al futbolista más inteligente, a la perla de Badía.
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