Friday, 28 January 2011

Crecer y disfrutar



Crecer y disfrutar
Cada vez es más difícil hacer planteamientos tácticos para jugar contra los azulgrana
Joan Golobart

El Barça salió a resolver la eliminatoria en casa para dejarse de complicaciones. Tenía 90m en un partido de 180 y lo hizo en 15.

La intensidad permanente.

Es admirable la gestión del vestuario que lleva a cabo el servicio técnico del Barcelona. Conseguir que la actitud durante toda la temporada sea máxima es una tarea con la que sueña cualquier entrenador, pero es muy complejo. Por eso es digno de mención que ayer los futbolistas del Barcelona saltaran al terreno como si se estuvieran jugando todo en un solo partido. Como si cada uno de ellos todavía tuviera que firmar el contrato de su vida. Porque hablamos de un rival que, pese a haber mejorado, salió derrotado en su propio campo por 0-8. Era muy fácil y lógico que surgiera una mínima relajación en la intensidad. Pues no, cada uno de los jugadores azulgrana mostró una intensidad máxima. Podemos pensar que esta intensidad se logra con cuatro gritos, solicitando esa actitud, pero no es así. Esta intensidad se obtiene a través de los hechos, de las actitudes, del trabajo. La estructura azulgrana está diseñada por Guardiola para el crecimiento constante. Desde las rotaciones, las variaciones tácticas, el incremento de jugadas de estrategia, la búsqueda de la mejora global a través de la exigencia individual. Lo veíamos esta semana con un jugador que está tocando el cielo como el canario Pedro y que manifiesta que aún tiene cosas que mejorar, en el uno contra uno y tácticamente. Realmente es digno de estudio y de admiración.



El rendimiento de Abidal.

Cuando se marchó Touré Yayá quedó la gran duda de si se estaba renunciando a un jugador que podía rendir tanto en el centro del campo como en la posición de central. Mascherano vino a resolver el asunto en la media, pero quedaba la duda de quién podía asumir la responsabilidad en el centro de la defensa. Ese papel ha recaído en Abidal y la respuesta del francés ha sido impresionante. Ha respondido con la misma concentración, sin dudar y, lo que es más grande, disfrutando con la posibilidad de iniciar las jugadas a través de la salida del balón. Y poco a poco, incluso como pasó ayer, relegando a Piqué a un segundo plano en este aspecto. Aplicando la salida que le gusta a Pep, que es mediante la conducción para atraer a los rivales y desmarcar a sus compañeros. Y esta respuesta muestra que estos jugadores crecen porque entienden una filosofía de juego y eso les permite disfrutar mucho más de su profesión.

Ceder campo al rival.

El Barcelona, cuando dominaba excesivamente el encuentro, no era capaz de entender que a veces debería bajar la presión para dejar que el rival avanzara sus líneas y dejase espacio por detrás de su defensa o entre líneas. Parecía que jugar al contragolpe era un sacrilegio a la filosofía azulgrana. Pero eso también ha cambiado y ayer fue una muestra de ello. Si en baloncesto se ponen pequeños para hacer rápidas transiciones, con la de pequeños que tienen los culés, por qué no explotar esa condición. Y eso hace que establecer planteamientos tácticos para enfrentarse a los azulgrana es cada vez mucho más difícil.

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