El Barça acribilla a su sombra
Messi celebra el Balón de Oro con tres goles y los azulgrana sentencian la eliminatoria ante un valiente Betis
Messi celebra el Balón de Oro con tres goles y los azulgrana sentencian la eliminatoria ante un valiente Betis
En el Camp Nou se retaron el líder de Primera y el de Segunda, en un duelo de pistoleros a la puerta del salón. Se jugaban los cuartos, y aunque heridos, los dos siguen vivos tras arrearse por todos lados. Partidos como el de anoche reconfortan. Seguramente, pasó lo que se presumía, pero mientras se consumó la victoria azulgrana, fue un placer ver jugar al Betis. Y eso que Guardiola, que no tiene el cuerpo para sustos, jugó con Pinto, el portero titular de la Copa, y cambió a Maxwell por Abidal en el lateral derecho. Más allá, el equipo de gala, toda la artillería, los siete mundialistas, Alves y Leo Messi, el mejor jugador del mundo que lo celebró con tres goles, pudo meter alguno más y dejó claro porqué a los 24 años ya tiene dos Balones de Oro junto a su cama.
Resulta que el Betis es un clon del Barcelona, que pretende jugar en campo rival, que no se asusta ni ante la Ponferradina, ni ante el mejor equipo del mundo. Mel es un tipo más chulo que un ocho cuando coge la tiza y llena la pizarra, así que salió el Betis al campo convencido de que no tenía nada que perder, con la pistola cargada y decidido a respetar sus principios, los que le tienen enfilando el regreso a Primera. El técnico de Hortaleza ha armado un conjunto que da gusto, así que no resultó un trámite para el Barça el envite, sino que pisó botellas rotas para salir vivo de lo que, en fin, resultó un partidazo.
Le costó arrancar al juego, porque en los prolegómenos se rindió homenaje a Messi y se guardó un minuto de silencio en recuerdo de Angel Pedraza, el primer inquilino de La Masia fallecido el pasado sábado, uno de los primeros entrenadores de Iniesta en las divisiones inferiores. El Barcelona encaró al Betis y se reconoció hasta el punto de llevarse un susto morrocotudo. Impreciso como pocas veces, el pase salía pero no llegaba, por falta de tino algunas veces, pero en su mayor parte porque los béticos presionaban arriba, complicando el inicio de la construcción a los centrales. Le costó al Barcelona un mundo empezar el rondo y, cuando pudo, el medio campo del Betis supo rebañar el balón rompiendo las líneas de pase. Mel ha mezclado bien la ilusión de muchos chavales con equilibradas dosis de veteranía, quiere jugar y no deja hacerlo.
El Barcelona ha enseñado un camino y el Betis pretende caminar por él, cosa que se agradece. Así que robó y probó a Pinto en un inicio de partido jugado con tremenda insolencia. Llegó Castro, llegó Beñat y llegó Molina ante Pinto y si no marcó no será porque no lo intentara. Jugaba tan bien el Betis y como incómodo se mostró el Barça, descentrado porque salían los pases, pero casi nunca llegaban al destino. Impreciso en exceso el Barcelona se puso nervioso, cosa rara en él, una angustia que llevó a Piqué a discutir airadamente con Alves.
Mel asumió riesgos consciente del daño que podía recibir, y en efecto, cada vez que el Barça respiró se citó con el gol. El Betis salvó el pellejo cuando mejor jugaba, primero porque Villa remató al palo y también porque Casto, su portero, cerró la portería a los remates del asturiano y más tarde de Messi, de forma espectacular. Lejos de asustarse, los béticos se empeñaron en desbocar el juego en la primera parte. Cada llegada del Barça tuvo respuesta, incluso la última: en el minuto 43, Busquets recuperó una pelota casi en su área, se la dio a Villa, que armó la contra hasta aliarse con Iniesta. El pase certero de éste, segundo mejor jugador del mundo, dejó a Messi solo ante Casto y el tipo más rápido del oeste no perdonó. Ni por esas se achantó el Betis y un remate de Rubén al larguero cerró el primer tiempo.
No cambió mucho el panorama en el inicio de la segunda mitad. Disparaba el Barça y le respondía el Betis, inmisericordes los dos, listos a jugarse el pellejo buscando el gol. En esas estaban, repartiéndose de lo lindo, con un fútbol valiente y elegante, bonito y atractivo, directo y visceral, cuando Villa encontró a Messi, que volvió a marcar. Messi, por segunda vez en el partido y tercera en lo que va de Copa. Van 32 goles de Messi. 18 en Liga, 6 en la Champions, cinco de Copa y otros tres que logró en la Supercopa contra el Sevilla. A lomos de la pulga de oro, guiado el equipo por un Iniesta pletórico, el Barcelona suma ya 27 partidos consecutivos invicto e iguala el récord de la temporada 1973-1974.
Ni con el segundo gol de Messi le perdió la cara al duelo el Betis. Consciente de que un gol le metía en la eliminatoria, terminó muriendo por valiente. Con la defensa adelantada, cerró mal por medio metro y Xavi mandó a Messi a por su tercer gol. Moribundos estaban los béticos cuando Pedro aceptó el regalo de Alves y marcó el cuarto. Se quedó el Betis tumbado en el polvo y el Barcelona le pasó por encima. Pudieron caer más goles antes de que la última genialidad de Iniesta la terminara Keita rematando de cabeza el quinto. Entre el resultado y que el Barça lleva 25 años sin perder una eliminatoria cuando no encaja un gol en la ida, solo un milagro le impedirá llegar a cuartos.
Resulta que el Betis es un clon del Barcelona, que pretende jugar en campo rival, que no se asusta ni ante la Ponferradina, ni ante el mejor equipo del mundo. Mel es un tipo más chulo que un ocho cuando coge la tiza y llena la pizarra, así que salió el Betis al campo convencido de que no tenía nada que perder, con la pistola cargada y decidido a respetar sus principios, los que le tienen enfilando el regreso a Primera. El técnico de Hortaleza ha armado un conjunto que da gusto, así que no resultó un trámite para el Barça el envite, sino que pisó botellas rotas para salir vivo de lo que, en fin, resultó un partidazo.
Le costó arrancar al juego, porque en los prolegómenos se rindió homenaje a Messi y se guardó un minuto de silencio en recuerdo de Angel Pedraza, el primer inquilino de La Masia fallecido el pasado sábado, uno de los primeros entrenadores de Iniesta en las divisiones inferiores. El Barcelona encaró al Betis y se reconoció hasta el punto de llevarse un susto morrocotudo. Impreciso como pocas veces, el pase salía pero no llegaba, por falta de tino algunas veces, pero en su mayor parte porque los béticos presionaban arriba, complicando el inicio de la construcción a los centrales. Le costó al Barcelona un mundo empezar el rondo y, cuando pudo, el medio campo del Betis supo rebañar el balón rompiendo las líneas de pase. Mel ha mezclado bien la ilusión de muchos chavales con equilibradas dosis de veteranía, quiere jugar y no deja hacerlo.
El Barcelona ha enseñado un camino y el Betis pretende caminar por él, cosa que se agradece. Así que robó y probó a Pinto en un inicio de partido jugado con tremenda insolencia. Llegó Castro, llegó Beñat y llegó Molina ante Pinto y si no marcó no será porque no lo intentara. Jugaba tan bien el Betis y como incómodo se mostró el Barça, descentrado porque salían los pases, pero casi nunca llegaban al destino. Impreciso en exceso el Barcelona se puso nervioso, cosa rara en él, una angustia que llevó a Piqué a discutir airadamente con Alves.
Mel asumió riesgos consciente del daño que podía recibir, y en efecto, cada vez que el Barça respiró se citó con el gol. El Betis salvó el pellejo cuando mejor jugaba, primero porque Villa remató al palo y también porque Casto, su portero, cerró la portería a los remates del asturiano y más tarde de Messi, de forma espectacular. Lejos de asustarse, los béticos se empeñaron en desbocar el juego en la primera parte. Cada llegada del Barça tuvo respuesta, incluso la última: en el minuto 43, Busquets recuperó una pelota casi en su área, se la dio a Villa, que armó la contra hasta aliarse con Iniesta. El pase certero de éste, segundo mejor jugador del mundo, dejó a Messi solo ante Casto y el tipo más rápido del oeste no perdonó. Ni por esas se achantó el Betis y un remate de Rubén al larguero cerró el primer tiempo.
No cambió mucho el panorama en el inicio de la segunda mitad. Disparaba el Barça y le respondía el Betis, inmisericordes los dos, listos a jugarse el pellejo buscando el gol. En esas estaban, repartiéndose de lo lindo, con un fútbol valiente y elegante, bonito y atractivo, directo y visceral, cuando Villa encontró a Messi, que volvió a marcar. Messi, por segunda vez en el partido y tercera en lo que va de Copa. Van 32 goles de Messi. 18 en Liga, 6 en la Champions, cinco de Copa y otros tres que logró en la Supercopa contra el Sevilla. A lomos de la pulga de oro, guiado el equipo por un Iniesta pletórico, el Barcelona suma ya 27 partidos consecutivos invicto e iguala el récord de la temporada 1973-1974.
Ni con el segundo gol de Messi le perdió la cara al duelo el Betis. Consciente de que un gol le metía en la eliminatoria, terminó muriendo por valiente. Con la defensa adelantada, cerró mal por medio metro y Xavi mandó a Messi a por su tercer gol. Moribundos estaban los béticos cuando Pedro aceptó el regalo de Alves y marcó el cuarto. Se quedó el Betis tumbado en el polvo y el Barcelona le pasó por encima. Pudieron caer más goles antes de que la última genialidad de Iniesta la terminara Keita rematando de cabeza el quinto. Entre el resultado y que el Barça lleva 25 años sin perder una eliminatoria cuando no encaja un gol en la ida, solo un milagro le impedirá llegar a cuartos.
No comments:
Post a Comment