http://www.lavanguardia.es/deportes/futbol/20110302/54122253891/el-barca-da-un-golpe-de-autoridad-tras-vencer-al-valencia-en-mestalla.html
Juan B. Martínez
El Barça da un golpe de autoridad tras vencer al Valencia en Mestalla
Los de Guardiola ganan en casa del tercero, el Valencia, y logran el récord de 20 partidos sin perder como visitante (0-1)
Juan B. Martínez
El Barça da un golpe de autoridad tras vencer al Valencia en Mestalla
Los de Guardiola ganan en casa del tercero, el Valencia, y logran el récord de 20 partidos sin perder como visitante (0-1)
Valencia.- En Valencia es época de mascletás, de mucha pólvora y más ruido. Pero en Mestalla la pólvora no la puso un valencianista, sino que la traca la protagonizó el Barça, que con un trabajadísimo triunfo dio anoche un paso de gigante hacia la conquista de su tercera Liga consecutiva. Diez puntos le separan del Madrid, a la espera de lo que hagan hoy los blancos frente al Málaga. Tierra de por medio por obra y gracia de Leo Messi, que necesitó seis ocasiones para ponerle un lazo al partido, pero que lo consiguió con una perseverancia y una cabezonería dignas de elogio. El tanto del argentino rompió al Valencia y destrozó la última maldición de Guardiola, cuyo equipo no sabía hasta ayer lo que era ganar al conjunto de Emery en su terreno. En un partido de enorme riqueza táctica, con planteamientos sorprendentes, con variantes para estudiar al milímetro, el Barça terminó llevándose el gato al agua ante el tercero del campeonato, ante un conjunto que acumulaba once encuentros sin perder, ante una de las grandes esperanzas del madridismo.
En el duelo de estrategas, el renqueante Josep Guardiola, que viajó con lumbalgia, planteó una alineación revolucionaria y un sistema innovador. Colocó una línea de tres centrales formada por Piqué, Busquets y Abidal, con Mascherano por delante y un centro del campo muy poblado, en el que Alves y Adriano se situaban bien abiertos en las bandas. Arriba Villa y Messi se movían con libertad. Quería con esto el técnico azulgrana superar las dificultades que en la salida de balón le había generado el Valencia de Emery con su presión y sus líneas adelantadas en enfrentamientos anteriores. Porque el entrenador valencianista repitió la táctica de la temporada pasada, salió sin delantero centro y buscó que hombres como Mata, Joaquín o Pablo trataran de sorprender con diagonales.
Al Barça le costó unos minutitos ajustar todas las variantes ordenadas por su entrenador, pero, tras una fase inicial muy briosa por parte del Valencia, con el lanzamiento de varios córners y un ataque sostenido por la banda de Alves y Piqué, el conjunto azulgrana cogió el bastón de mando, empezó a repartir el balón y achuchó a la defensa valencianista.
Fruto de azuzar, de no dejar respirar a la zaga valenciana, llegaron buenas ocasiones para el Barcelona, capítulo en el que merece una mención especial Lionel Messi, que tardó en ajustar la mirilla. En dos jugadas Leo gozó de hasta cuatro buenas opciones de batir a Guaita. En la primera, tuvo un disparo franco dentro del área hasta en tres ocasiones, pero el portero del Valencia y Ricardo Costa se encargaron de desviar todos sus chuts. Igual de clara o más sería la ocasión de la que gozó el crack azulgrana más adelante, cuando le birló la pelota a un temeroso Dealbert y se marchó como un rayo hacia la meta de Guaita, se plantó ante él y le lanzó una suave vaselina que se perdió rozando el larguero. Pero Leo no se rindió, siguió peleando y probando, hasta que, mucho después, cuando el partido encaraba su última fase, halló la red tras una internada de Adriano, generoso y punzante. Gol merecido por la persistencia de Lionel y de todo el equipo, puesto que también Villa remató en boca de gol con 0-0, pero su disparo lo rechazó con el pecho Guaita. El asturiano, aplaudido, pero no aclamado por su ex público, tuvo un paso discreto por Mestalla, quizá afectado por un día desagradable para él, con juicio incluido.
El Barça, como en el Emirates Stadium, había perdonado, pero más adelante tendría recompensa. Debió marcharse al entreacto ganando porque el Valencia apenas había sumado acercamientos, aunque es cierto que Pablo Hernández se presentó ante Pinto para superarle en una jugada que Iturralde y su asistente anularon por un fuera de juego dudoso. Pero venció después, cuando el Valencia más peligroso se mostraba. Porque Unai reaccionó, recurrió a Soldado para alimentar su línea ofensiva y el Valencia, tras el descanso, le creó más problemas a la defensa azulgrana. Así, el propio Soldado y Pablo Hernández provocaron la zozobra ante las fauces de Pinto. Guardiola también apostó por buscar la pólvora en otro sitio y decidió la entrada de Pedro por Mascherano, lo que conllevó que Busquets dejara su puesto de central y Alves y Adriano se retrasaran. Pero entonces lo que vino fue el tanto de Messi, un clásico que nunca se desespera. Como todo el Barça. Qué gran paso.
En el duelo de estrategas, el renqueante Josep Guardiola, que viajó con lumbalgia, planteó una alineación revolucionaria y un sistema innovador. Colocó una línea de tres centrales formada por Piqué, Busquets y Abidal, con Mascherano por delante y un centro del campo muy poblado, en el que Alves y Adriano se situaban bien abiertos en las bandas. Arriba Villa y Messi se movían con libertad. Quería con esto el técnico azulgrana superar las dificultades que en la salida de balón le había generado el Valencia de Emery con su presión y sus líneas adelantadas en enfrentamientos anteriores. Porque el entrenador valencianista repitió la táctica de la temporada pasada, salió sin delantero centro y buscó que hombres como Mata, Joaquín o Pablo trataran de sorprender con diagonales.
Al Barça le costó unos minutitos ajustar todas las variantes ordenadas por su entrenador, pero, tras una fase inicial muy briosa por parte del Valencia, con el lanzamiento de varios córners y un ataque sostenido por la banda de Alves y Piqué, el conjunto azulgrana cogió el bastón de mando, empezó a repartir el balón y achuchó a la defensa valencianista.
Fruto de azuzar, de no dejar respirar a la zaga valenciana, llegaron buenas ocasiones para el Barcelona, capítulo en el que merece una mención especial Lionel Messi, que tardó en ajustar la mirilla. En dos jugadas Leo gozó de hasta cuatro buenas opciones de batir a Guaita. En la primera, tuvo un disparo franco dentro del área hasta en tres ocasiones, pero el portero del Valencia y Ricardo Costa se encargaron de desviar todos sus chuts. Igual de clara o más sería la ocasión de la que gozó el crack azulgrana más adelante, cuando le birló la pelota a un temeroso Dealbert y se marchó como un rayo hacia la meta de Guaita, se plantó ante él y le lanzó una suave vaselina que se perdió rozando el larguero. Pero Leo no se rindió, siguió peleando y probando, hasta que, mucho después, cuando el partido encaraba su última fase, halló la red tras una internada de Adriano, generoso y punzante. Gol merecido por la persistencia de Lionel y de todo el equipo, puesto que también Villa remató en boca de gol con 0-0, pero su disparo lo rechazó con el pecho Guaita. El asturiano, aplaudido, pero no aclamado por su ex público, tuvo un paso discreto por Mestalla, quizá afectado por un día desagradable para él, con juicio incluido.
El Barça, como en el Emirates Stadium, había perdonado, pero más adelante tendría recompensa. Debió marcharse al entreacto ganando porque el Valencia apenas había sumado acercamientos, aunque es cierto que Pablo Hernández se presentó ante Pinto para superarle en una jugada que Iturralde y su asistente anularon por un fuera de juego dudoso. Pero venció después, cuando el Valencia más peligroso se mostraba. Porque Unai reaccionó, recurrió a Soldado para alimentar su línea ofensiva y el Valencia, tras el descanso, le creó más problemas a la defensa azulgrana. Así, el propio Soldado y Pablo Hernández provocaron la zozobra ante las fauces de Pinto. Guardiola también apostó por buscar la pólvora en otro sitio y decidió la entrada de Pedro por Mascherano, lo que conllevó que Busquets dejara su puesto de central y Alves y Adriano se retrasaran. Pero entonces lo que vino fue el tanto de Messi, un clásico que nunca se desespera. Como todo el Barça. Qué gran paso.
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