Un brindis por el fútbol
El Barça empata en Nervión (1-1) tras un duelo vibrante que superó a un árbitro incomprensible
JOSÉ SÁMANO, Jefe de Deportes del diario EL PAIS
Hay Liga, mucha Liga. De ello se encargó anoche el Sevilla, que selló un empate (1-1) ante el Barça tras un duelo vibrante que superó por completo a Pérez Lasa, un árbitro de antojos, incomprensible. El partido tuvo de todo: mucho hueso, emoción y fútbol, buen fútbol, cada uno a su estilo. Uno de esos encuentros que engrandecen el campeonato español. Un partido con mayúsculas, con dos remates al poste de los azulgrana, Medel salvando goles bajo los palos y Víctor Valdés de taponador de Navas en una jugada decisiva.
Todos, por encima del colegiado, al que le dio por anular un gol de falta directa de Messi porque a espaldas de la barrera discutían Busquets y Alexis, ajenos por completo al resultado del lanzamiento. Nunca más hubo forma de entender las decisiones arbitrales.
Arrancó el Barça con una exhibición que sedó por completo a su adversario, un rondo permanente que descorchó Bojan, relevo de Pedro, lesionado al inicio. El único sobresalto para el Barça llegó justo con el pitido que anuncia el descanso. Messi, tras un choque con Javi Varas, provocó un cónclave médico a su alrededor. La Pulga se recuperó para alivio azulgrana. Como capital resultó para el Sevilla la aparición de Kanouté en el segundo acto, en el que el Barça aceptó el cuerpo a cuerpo con un rival más animoso, con Negredo amenazante. Con otro Sevilla, el duelo alcanzó un voltaje extraordinario, sin que nadie se diera por vencido. Una gozada.
A cinco puntos del Barça, el Madrid afronta una semana crucial. El miércoles debe saltar la barrera de los octavos de la Champions. Llega el Lyon, un azote en las últimas temporadas, pero esta vez sin ventaja (1-1), y Benzema ya no es Benzema: es mucho mejor aún. Y en la noche del sábado, al Manzanares, donde el irregular Atlético suele mostrarse más regular que nunca ante el Madrid: no le gana en su estadio desde junio de 1999.
El Barça empata en Nervión (1-1) tras un duelo vibrante que superó a un árbitro incomprensible
JOSÉ SÁMANO, Jefe de Deportes del diario EL PAIS
Hay Liga, mucha Liga. De ello se encargó anoche el Sevilla, que selló un empate (1-1) ante el Barça tras un duelo vibrante que superó por completo a Pérez Lasa, un árbitro de antojos, incomprensible. El partido tuvo de todo: mucho hueso, emoción y fútbol, buen fútbol, cada uno a su estilo. Uno de esos encuentros que engrandecen el campeonato español. Un partido con mayúsculas, con dos remates al poste de los azulgrana, Medel salvando goles bajo los palos y Víctor Valdés de taponador de Navas en una jugada decisiva.
Todos, por encima del colegiado, al que le dio por anular un gol de falta directa de Messi porque a espaldas de la barrera discutían Busquets y Alexis, ajenos por completo al resultado del lanzamiento. Nunca más hubo forma de entender las decisiones arbitrales.
Arrancó el Barça con una exhibición que sedó por completo a su adversario, un rondo permanente que descorchó Bojan, relevo de Pedro, lesionado al inicio. El único sobresalto para el Barça llegó justo con el pitido que anuncia el descanso. Messi, tras un choque con Javi Varas, provocó un cónclave médico a su alrededor. La Pulga se recuperó para alivio azulgrana. Como capital resultó para el Sevilla la aparición de Kanouté en el segundo acto, en el que el Barça aceptó el cuerpo a cuerpo con un rival más animoso, con Negredo amenazante. Con otro Sevilla, el duelo alcanzó un voltaje extraordinario, sin que nadie se diera por vencido. Una gozada.
A cinco puntos del Barça, el Madrid afronta una semana crucial. El miércoles debe saltar la barrera de los octavos de la Champions. Llega el Lyon, un azote en las últimas temporadas, pero esta vez sin ventaja (1-1), y Benzema ya no es Benzema: es mucho mejor aún. Y en la noche del sábado, al Manzanares, donde el irregular Atlético suele mostrarse más regular que nunca ante el Madrid: no le gana en su estadio desde junio de 1999.
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