Athletic de Bilbao y FC Barcelona ‘regalaron’ a la afición un auténtico monumento al fútbol. El 2-2 final no hizo justicia a los méritos de un Barça que estuvo sublime… pero que, curiosamente, sólo pudo salvar un punto, y en el descuento, gracias a Leo Messi
Ricard López 06.11.2011 20:54h / Diari SPORT
Más que un partido, lo que esta noche hicieron Athletic y Barça en San Mamés fue una auténtica oda al fútbol. Un espectáculo que atrapó al público del minuto uno al 90, sin tiempo casi para pestañear, como pasa con las mejores novelas y películas de acción. Un encuentro para mostrar a aquellos que no se explican cómo este deporte puede apasionar a tantos y tantos millones de personas en todo el mundo. El Barça estuvo sublime. Jugó mejor, lo dio todo y nunca se rindió. Pero la mala suerte se cebó demasiado con él.
No podía ser de otra forma teniendo en cuenta los contendientes -leones y culés-, el escenario -la denominada, y con razón, “Catedral” del fútbol- y el ambiente, con unas gradas repletas hasta la bandera a pesar del incesante chaparrón que cayó todo el día en Bilbao.
Pep Guardiola sorprendió a su ‘maestro’ Marcelo Bielsa presentando su enésima alineación distinta. Y completamente inesperada. ¿Cuántas combinaciones será capaz de hacer el técnico azulgrana antes de repetir once esta temporada?. Esta vez, su ‘movimiento’ de ajedrez consistió en dar entrada a Xavi e Iniesta, a los que había dado descanso en los dos últimos encuentros ante el Mallorca (5-0) y el Viktoria Pilsen (0-4), formando en la media junto a Busquets. Y en punta, un solo delantero nato: Leo Messi, apoyado por Cesc y Adriano, que adelantaron su posición. El recién recuperado Alexis y Villa empezaron en el banquillo, mientras que el canterano Cuenca, que destacó como extremo diestro ante baleares y checos, fue descartado.
La primera mitad fue de traca. Un intercambio de golpes continuo. El Barça hizo circular el balón a una velocidad endiablada ante un rival que, una vez más, hizo honor a su apelativo de ‘leones’. El Athletic resistió las embestidas, y sólo la falta de acierto privó a los azulgranas de lograr una goleada. Adriano avisó en el 3′, poniendo a prueba a Gorka después de hacer una doble pared con Xavi. Y De Marcos replicó en el 13′ poniendo a prueba a Valdés con un disparo desde la frontal.
Iniesta volvió a intentarlo en el 18′, pero sólo un minuto después, cuando mejor estaba jugando el Barça, llegó el primer ‘mazazo’. Mascherano resbaló mientras marcaba a Muniain en la banda, lo que permitió a éste encarar solo el área… y una vez allí, cedió el balón a Ander Herrera que, con un certero chut ajustado al palo, marcó desde la frontal (1-0, 19′). Un gol en el que la mala suerte se cebó con el ‘jefecito’ y, por ende, de un Barça que de ninguna manera merecía ir perdiendo.
El tanto no amedrentó a los de Guardiola. Al contrario. Alves acarició el empate en el 22′, cuando Gorka volvió a salvar a los ‘leones’ con su intervención. Pero el meta del Athletic no pudo hacer nada poco después. El 1-1, en el 23′, fue un tanto al más puro ‘estilo’ Premier League. Una jugada directa, de esas que poco se suelen ver en este Barça. Abidal, convertido en extremo izquierdo, se sacó un centro de la nada, y Cesc, solo en el punto de penalty, cabeceó de forma impecable a la red. Por un momento, pareció que el de Arenys estuviera llevando la camiseta del Arsenal, más que la del Barça. Por el tipo de jugada, de gol, la lluvia, la magia de San Mamés… por todo.
El Barça se creció tras el empate. Messi (25′) e Iniesta, en el 29′, tuvieron el segundo en sus botas. Pero la suerte fue siempre esquiva. Y en la segunda parte, aún más. Con el campo cada vez más anegado de agua, el balón circuló más lento, y a ello se empezó a sumar el cansancio por el derroche físico. Pero a pesar de eso, ambos equipos siguieron luchando como jabatos.
Cumplida la hora de juego, Guardiola dio descanso a Xavi y en su lugar entró Alexis. Con el chileno en punta, Cesc bajó a la media, y el Barça siguió asediando. Adriano, en el 67′, chutó rozando la escuadra. Pero, igual que ocurrió en la primera parte, cuando más merecía el segundo el Barça… llegó el segundo del Athletic. Fue una jugada todavía más desgraciada que la del 1-0. Todo nació de una mala cesión de Mascherano a Valdés, que acabó en córner. El Athletic lo sirvió. Y en un palmo de terreno, dentro del área pequeña, llegó el cúmulo de despropósitos: Abidal rechazó en corto, el balón rebotó en Llorente… y Piqué, al intentar rechazar pegado a Valdés, lo introdujo en su propia portería (2-1, 79′).
Con todo en contra, y sufriendo un castigo tan duro como inmerecido, el Barça sacó fuerzas de flaqueza. Un ejemplo de pundonor y fe en sí mismo. En una acción casi calcada a la del 2-1, Iraola estuvo a punto de marcarse el 2-2. Pero su mal rechace salió a córner. Ahí podría resumirse la diferencia entre unos y otros. Lo que al Athletic le entraba, al Barça no. Villa y Messi pudieron marcar, pero Gorka lo paraba todo.
Y cuando ya parecía que los azulgranas sufrirían su primera derrota de la temporada, llegó el milagro. En pleno descuento. Una serie de malos rechaces dentro del área local acabó en la bota milagrosa de Messi. Y el argentino, sin pensárselo dos veces, envió el balón donde -esta vez sí-, ya no pudo llegar Gorka. Era el 2-2 (91′). Una recompensa demasiado corta para los muchos méritos de este gran Barça.
No podía ser de otra forma teniendo en cuenta los contendientes -leones y culés-, el escenario -la denominada, y con razón, “Catedral” del fútbol- y el ambiente, con unas gradas repletas hasta la bandera a pesar del incesante chaparrón que cayó todo el día en Bilbao.
Pep Guardiola sorprendió a su ‘maestro’ Marcelo Bielsa presentando su enésima alineación distinta. Y completamente inesperada. ¿Cuántas combinaciones será capaz de hacer el técnico azulgrana antes de repetir once esta temporada?. Esta vez, su ‘movimiento’ de ajedrez consistió en dar entrada a Xavi e Iniesta, a los que había dado descanso en los dos últimos encuentros ante el Mallorca (5-0) y el Viktoria Pilsen (0-4), formando en la media junto a Busquets. Y en punta, un solo delantero nato: Leo Messi, apoyado por Cesc y Adriano, que adelantaron su posición. El recién recuperado Alexis y Villa empezaron en el banquillo, mientras que el canterano Cuenca, que destacó como extremo diestro ante baleares y checos, fue descartado.
La primera mitad fue de traca. Un intercambio de golpes continuo. El Barça hizo circular el balón a una velocidad endiablada ante un rival que, una vez más, hizo honor a su apelativo de ‘leones’. El Athletic resistió las embestidas, y sólo la falta de acierto privó a los azulgranas de lograr una goleada. Adriano avisó en el 3′, poniendo a prueba a Gorka después de hacer una doble pared con Xavi. Y De Marcos replicó en el 13′ poniendo a prueba a Valdés con un disparo desde la frontal.
Iniesta volvió a intentarlo en el 18′, pero sólo un minuto después, cuando mejor estaba jugando el Barça, llegó el primer ‘mazazo’. Mascherano resbaló mientras marcaba a Muniain en la banda, lo que permitió a éste encarar solo el área… y una vez allí, cedió el balón a Ander Herrera que, con un certero chut ajustado al palo, marcó desde la frontal (1-0, 19′). Un gol en el que la mala suerte se cebó con el ‘jefecito’ y, por ende, de un Barça que de ninguna manera merecía ir perdiendo.
El tanto no amedrentó a los de Guardiola. Al contrario. Alves acarició el empate en el 22′, cuando Gorka volvió a salvar a los ‘leones’ con su intervención. Pero el meta del Athletic no pudo hacer nada poco después. El 1-1, en el 23′, fue un tanto al más puro ‘estilo’ Premier League. Una jugada directa, de esas que poco se suelen ver en este Barça. Abidal, convertido en extremo izquierdo, se sacó un centro de la nada, y Cesc, solo en el punto de penalty, cabeceó de forma impecable a la red. Por un momento, pareció que el de Arenys estuviera llevando la camiseta del Arsenal, más que la del Barça. Por el tipo de jugada, de gol, la lluvia, la magia de San Mamés… por todo.
El Barça se creció tras el empate. Messi (25′) e Iniesta, en el 29′, tuvieron el segundo en sus botas. Pero la suerte fue siempre esquiva. Y en la segunda parte, aún más. Con el campo cada vez más anegado de agua, el balón circuló más lento, y a ello se empezó a sumar el cansancio por el derroche físico. Pero a pesar de eso, ambos equipos siguieron luchando como jabatos.
Cumplida la hora de juego, Guardiola dio descanso a Xavi y en su lugar entró Alexis. Con el chileno en punta, Cesc bajó a la media, y el Barça siguió asediando. Adriano, en el 67′, chutó rozando la escuadra. Pero, igual que ocurrió en la primera parte, cuando más merecía el segundo el Barça… llegó el segundo del Athletic. Fue una jugada todavía más desgraciada que la del 1-0. Todo nació de una mala cesión de Mascherano a Valdés, que acabó en córner. El Athletic lo sirvió. Y en un palmo de terreno, dentro del área pequeña, llegó el cúmulo de despropósitos: Abidal rechazó en corto, el balón rebotó en Llorente… y Piqué, al intentar rechazar pegado a Valdés, lo introdujo en su propia portería (2-1, 79′).
Con todo en contra, y sufriendo un castigo tan duro como inmerecido, el Barça sacó fuerzas de flaqueza. Un ejemplo de pundonor y fe en sí mismo. En una acción casi calcada a la del 2-1, Iraola estuvo a punto de marcarse el 2-2. Pero su mal rechace salió a córner. Ahí podría resumirse la diferencia entre unos y otros. Lo que al Athletic le entraba, al Barça no. Villa y Messi pudieron marcar, pero Gorka lo paraba todo.
Y cuando ya parecía que los azulgranas sufrirían su primera derrota de la temporada, llegó el milagro. En pleno descuento. Una serie de malos rechaces dentro del área local acabó en la bota milagrosa de Messi. Y el argentino, sin pensárselo dos veces, envió el balón donde -esta vez sí-, ya no pudo llegar Gorka. Era el 2-2 (91′). Una recompensa demasiado corta para los muchos méritos de este gran Barça.
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