Tres goles estupendos
El Barça jugará su segunda final copera en tres años tras arrollar al Almería con muchos suplentes
LUIS MARTÍN - Almería - 02/02/2011
El Barça jugará el próximo miércoles 20 de abril la final de la Copa del Rey, la segunda en los tres años que Pep Guardiola lleva en el banquillo del Camp Nou. El equipo lo festejó de forma ostentosa, en el campo y en el banquillo, durante la ida y la vuelta del viaje, siempre al completo, consciente de que el primer objetivo del año está cumplido.
Solucionado el duelo en la ida por la diferencia de cinco goles, el Barcelona se tomó muy en serio la vuelta, por más que compareciera en el psicodélico campo del Almería con una alineación muy copera, casi un equipo B, eso que antes se dio en llamar el carro del pescado y que en el caso de los azulgrana está lleno de futbolistas interesantes. Guardiola alineó a los futbolistas que menos minutos acumulan, además de dos jugadores del filial, y tuvo de sobra para golear y mantener la media de tres goles por partido. Empezando por Pinto, el único que a estas alturas sabe que tiene un sitio asegurado en la final, formó con una defensa inédita, con Alves y Adriano en los laterales, Milito y Busquets de centrales; el mismo centro del campo que eliminó al Ceuta de los dieciseisavos de final Thiago, Mascherano y Keita y una delantera con Nolito en la izquierda, Bojan por la derecha y Afellay como falso delantero centro. Pocos equipos como el Barça pueden permitirse el lujo de afrontar una semifinal con seis mundialistas en el banquillo.
El resultado del partido de ida condicionó la alineación de Guardiola, está claro, y también la del Almería, que salió al campo con la bandera blanca, renunciando a la idea de eliminar al Barcelona, consciente de que en esta Copa ya había hecho todo lo que tiene que hacer. Ni se planteó la posibilidad del remonte, así que ejecutó un plan que pasaba por tratar de ganar el partido a la contra, si sonaba la flauta, o en caso contrario, al menos, recibir el menor daño posible. Si en el Camp Nou su entrenador, Oltra, se flageló por no haber sabido transmitir a sus jugadores la idea que tenía, ayer pareció conseguirlo. Puestos a caer en semifinales, mejor hacerlo sin excesivo destrozo anímico, después de que se esté jugando la vida en cada partido de Liga el sábado le espera el Espanyol. Así, se armó bien atrás, esperó al Barcelona y buscó contras a resguardo.
Ante tal panorama, mandó el Barcelona, que llegó al área con cierta facilidad, pero algo blando a la hora de buscar el gol. Según estaba previsto, a Pinto costó verle en acción, pero la primera vez que llegó el Almería a su área, se llevó un buen susto tras un remate de Feghouli. El francés, de origen argelino, llegó el lunes cedido por el Valencia y ayer en el primer balón que tocó con la zamarra de su nuevo equipo la mandó al palo. Le dio respuesta Afellay, que puede ser mejor o peor futbolista, pero ayer dejó claro que entiende el juego, ya fuera como falso nueve en el primer tiempo o por banda derecha en el segundo. Ese al que llaman Ibi participó mucho, de manera fácil y con frecuencia jugando de primera, generando líneas de pase y conservando bien la pelota. Su primer remate en el partido salió cruzado y fue el aperitivo para la espectacular jugada de Adriano, que a la carrera, se plantó en dos zancadas ante Esteban con un caño por el camino, y marcó su primer gol con el Barça.
Tuvo ritmo el partido, pero careció de emoción, y aunque se lo tomaron unos y otros aparentemente muy en serio, resultó complicado quitarle al duelo la sensación de trámite. Piqué reemplazó a Busquets en el descanso porque el volante que ejercía ayer de central vio una tarjeta amarilla en la primera parte y no quiso Guardiola arriesgarse con una segunda que le privara de jugar la final.
En la segunda parte se desmadró el partido, Thiago marcó un golazo de cabeza, con un giro digno de Kocsis, y Afellay celebró su primer gol en el Barcelona, de tiro cruzado, seco y raso. Los tres goles del partido fueron muy bonitos y dieron contenido a una noche tranquila en la que solo faltó el tanto de Bojan. El equipo jugó para que marcara el ariete catalán, pero su ansiado gol sigue sin llegar. No está de suerte Bojan, que hasta ayer acostumbraba a marcar en Almería, un conjunto al que el Barça ha marcado 16 goles este curso, y que es el más veces batido desde la llegada de Guardiola (26 tantos en tres temporadas). Fue la noche de Thiago y de Afellay.
El Barça jugará su segunda final copera en tres años tras arrollar al Almería con muchos suplentes
LUIS MARTÍN - Almería - 02/02/2011
El Barça jugará el próximo miércoles 20 de abril la final de la Copa del Rey, la segunda en los tres años que Pep Guardiola lleva en el banquillo del Camp Nou. El equipo lo festejó de forma ostentosa, en el campo y en el banquillo, durante la ida y la vuelta del viaje, siempre al completo, consciente de que el primer objetivo del año está cumplido.
Solucionado el duelo en la ida por la diferencia de cinco goles, el Barcelona se tomó muy en serio la vuelta, por más que compareciera en el psicodélico campo del Almería con una alineación muy copera, casi un equipo B, eso que antes se dio en llamar el carro del pescado y que en el caso de los azulgrana está lleno de futbolistas interesantes. Guardiola alineó a los futbolistas que menos minutos acumulan, además de dos jugadores del filial, y tuvo de sobra para golear y mantener la media de tres goles por partido. Empezando por Pinto, el único que a estas alturas sabe que tiene un sitio asegurado en la final, formó con una defensa inédita, con Alves y Adriano en los laterales, Milito y Busquets de centrales; el mismo centro del campo que eliminó al Ceuta de los dieciseisavos de final Thiago, Mascherano y Keita y una delantera con Nolito en la izquierda, Bojan por la derecha y Afellay como falso delantero centro. Pocos equipos como el Barça pueden permitirse el lujo de afrontar una semifinal con seis mundialistas en el banquillo.
El resultado del partido de ida condicionó la alineación de Guardiola, está claro, y también la del Almería, que salió al campo con la bandera blanca, renunciando a la idea de eliminar al Barcelona, consciente de que en esta Copa ya había hecho todo lo que tiene que hacer. Ni se planteó la posibilidad del remonte, así que ejecutó un plan que pasaba por tratar de ganar el partido a la contra, si sonaba la flauta, o en caso contrario, al menos, recibir el menor daño posible. Si en el Camp Nou su entrenador, Oltra, se flageló por no haber sabido transmitir a sus jugadores la idea que tenía, ayer pareció conseguirlo. Puestos a caer en semifinales, mejor hacerlo sin excesivo destrozo anímico, después de que se esté jugando la vida en cada partido de Liga el sábado le espera el Espanyol. Así, se armó bien atrás, esperó al Barcelona y buscó contras a resguardo.
Ante tal panorama, mandó el Barcelona, que llegó al área con cierta facilidad, pero algo blando a la hora de buscar el gol. Según estaba previsto, a Pinto costó verle en acción, pero la primera vez que llegó el Almería a su área, se llevó un buen susto tras un remate de Feghouli. El francés, de origen argelino, llegó el lunes cedido por el Valencia y ayer en el primer balón que tocó con la zamarra de su nuevo equipo la mandó al palo. Le dio respuesta Afellay, que puede ser mejor o peor futbolista, pero ayer dejó claro que entiende el juego, ya fuera como falso nueve en el primer tiempo o por banda derecha en el segundo. Ese al que llaman Ibi participó mucho, de manera fácil y con frecuencia jugando de primera, generando líneas de pase y conservando bien la pelota. Su primer remate en el partido salió cruzado y fue el aperitivo para la espectacular jugada de Adriano, que a la carrera, se plantó en dos zancadas ante Esteban con un caño por el camino, y marcó su primer gol con el Barça.
Tuvo ritmo el partido, pero careció de emoción, y aunque se lo tomaron unos y otros aparentemente muy en serio, resultó complicado quitarle al duelo la sensación de trámite. Piqué reemplazó a Busquets en el descanso porque el volante que ejercía ayer de central vio una tarjeta amarilla en la primera parte y no quiso Guardiola arriesgarse con una segunda que le privara de jugar la final.
En la segunda parte se desmadró el partido, Thiago marcó un golazo de cabeza, con un giro digno de Kocsis, y Afellay celebró su primer gol en el Barcelona, de tiro cruzado, seco y raso. Los tres goles del partido fueron muy bonitos y dieron contenido a una noche tranquila en la que solo faltó el tanto de Bojan. El equipo jugó para que marcara el ariete catalán, pero su ansiado gol sigue sin llegar. No está de suerte Bojan, que hasta ayer acostumbraba a marcar en Almería, un conjunto al que el Barça ha marcado 16 goles este curso, y que es el más veces batido desde la llegada de Guardiola (26 tantos en tres temporadas). Fue la noche de Thiago y de Afellay.
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