Wednesday, 26 October 2011

Un golazo de Xavi desatasca al Barça en Granada






El Barça salió dispuesto a demostrar que las precauciones del Granada estaban justificadas. De salida, el veterano Fabri renunció a Geijo, uno de sus puntales en ataque. El equipo nazarí confiaba en su capacidad defensiva y en la velocidad de Dani Benítez para dar la campanada ante un conjunto de Guardiola sin Iniesta ni Villa, en beneficio de Maxwell -para cerrar la defensa de 4- y el joven Isaac Cuenca.
Era una prueba de fuego para el de Reus y no desentonó en absoluto. Al contrario. Mostró descaro, se entendió a la perfección con sus compañeros e incluso probó fortuna en un disparo cruzado que se marchó a la izquierda de Roberto antes de llegar al minuto 15 de juego.
Los de siempre también lo intentaban. Ahí estaba Messi, culminando una jugada colectiva con un chut sin puntería. O Pedro, marcando los tiempos en un remate a centro de Dani Alves. Aunque el primer disparo entre los tres palos no llegó hasta el minuto 20, cuando Xavi, desde lejos, obligó a lucirse a Roberto.
ACOSO SIN DERRIBO
La lectura era la de siempre. El Barça, dominando. El Granada, conteniendo. Pero los de Guardiola, sin la frescura requerida a la hora de ver puerta. Quizá la costumbre de ver cómo el equipo resolvía los partidos por la vía rápida lleva a la preocupación. Un dominio sin pegada y esta vez resuelta a balón parado.
Así llegó el gol. El Barça mareaba el cuero ante la frontal hasta que Jaime Moreno cazó a Xavi y Muñiz lo vio. El maestro de Terrassa asumió la responsabilidad y dictó su lección de colocación y puntería. Respiro para la efectividad de los barcelonistas y golpe para los de Fabri.
En esa acción, el centrocampista Jaime Romero vio la primera tarjeta amarilla. No fue la única del primer tiempo. Muñiz, más efectivo que dialogante, tiró de cartulinas para marcar su terreno. El Barça tiró de Xavi y sacó petróleo. Lo que no sabía era cuánto petróleo era capaz de sacar, visto lo que se vio después.
SUPERIORIDAD NUMÉRICA
El mismo argumento se repitió al inicio de la segunda parte. El motor funcionaba pero la aceleración, no. Al Barça le costaba poner la quinta marcha y sentenciar cuanto antes el choque, a riesgo de una contra preocupante. Cesc fue el primero en probar suerte, pero su disparo lejano se fue a las manos de Roberto.
Víctor Valdés era un espectador de excepción. Los dos goles que había marcado el Granada en todo lo que llevábamos de Liga no le anunciaba excesivo trabajo. Eso sí, vio de cerca la acción que costó la segunda amarilla al local Jaime Romero, cuando elevó su bota a la altura de la cara de Maxwell. El escenario debía cambiar en positivo para un Barça en superioridad, aunque no todo eran buenas noticias. Pedro, tras un forcejeo con el lateral Siqueira, se lesionó de forma fortuita y enseguida pidió el cambió. Su tobillo se dobló como si fuera un chiclé. Malas vibraciones.
Superioridad numérica, dominio absoluto… y falta de goles. Ni siquiera cuando Roberto regaló un saque de puerta a Villa, con la defensa in albis. El ‘Guaje’ envió a Messi y éste precía batir al meta nazarí. El balón se disponía a entrar cuando la pierna salvadora de Mainz llegó para evitar el 0-2. Estaba claro que no era el día del rosarino.
A todo esto, Fabri utilizaba la carta Geijo, aunque al suizo -de nacimiento- tampoco se le vio. El balón prácticamente no salía de la mitad de campo del Granada. Se podía especular con un susto para cuestionar el gol de Xavi, pero por lo que se le veía, no se esperaba la reacción nazarí.
OBRERO ‘BUSI’
Isaac Cuenca, que se jugó la segunda amarilla por un innecesario amago de agarrón, tuvo su ocasión a los 25 minutos en un chut que desvió otra vez Roberto. No había manera de ampliar la ventaja, aunque tampoco había que temer por ella atendiendo al trabajo del centro del campo y sobre todo de un Sergio Busquets que se multiplicó para desilusionar a los locales como él sabe: Imponiéndose y evitando el trabajo de la cobertura blaugrana.
Fue una de las pocas notas positivas de la recta final, en la que el ‘culé’ Dani Benítez dejó a su Granada con nueve tras alejar un balón en tiempo añadido. Una anécdota más. El Barça apuntalaba los tres puntos sin brillo, echando en falta la magia de un Messi estrellado contra los defensores granadinos, como se estrelló el sábado ante la muralla del Sevilla. A Messi siempre se le espera y seguro que pronto aparecerá, aunque habrá quien piense que necesita un descanso alguna vez.
Porque lo que se espera es que el Barça recupere la chispa, la frescura, la agilidad atacante y, sobre todo, el olfato de gol. La lesión de Pedro supone un nuevo contratiempo, pero el sábado, contra el Mallorca, los de Guardiola tendrán otra oportunidad de vencer y convencer sin tener que sufrir -si es que se sufrió- por la incerteza de un 0-1 con el sello de un grande del fútbol mundial: Xavi Hernández Creus.




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