Da la impresión de que Pep Guardiola ha estado jugando con todos los analistas y que su equipo va a llegar al Bernabéu el próximo sábado en un estado de forma altísimo, más que suficiente para hundir en el olvido sus malos tragos fuera de casa. Enfrente tendrá al Real Madrid. Son palabras mayores. Pero el espectáculo coral que ofrece en tramos de los partidos también es de una altura casi inaccesible. El Levante, valiente cuarto clasificado de la Liga, también salió con un 5-0.
Cuando Mourinho comenzó su exposición de los hechos de El Molinón en la sala de prensa gijonesa, Fábregas ya había marcado para el Barça. Tres minutos bastaron para expresar algo más que la consabida superioridad catalana. El buen gusto: Iniesta recibió el pase de Messi de espaldas a la portería de Munúa y con el gigante Ballesteros pegado a su pantalón. Lo eludió con un trazo de tacón para consagrar el desmarque de Cesc, quien eligió bien el momento y la forma de culminar la rápida acción.
Apenas había dado tiempo a ubicar al lateral derecho Pedro López en zona de ataque del Levante, a comprobar que el costado derecho de la defensa de tres de Guardiola lo ocupaba Mascherano, a dilucidar el grado de cabreo de Pedro o de Villa ante la titularidad de Cuenca y Alexis o a medir la importancia de las ausencias del mejor y uno de los más acertados goleadores levantinistas, Juanlu y Barkero, estratégicamente amonestados el domingo pasado para perderse el viaje a Barcelona. Otro aspecto comentado en ese breve preámbulo, el riesgo de la titularidad de Busquets, a tiro de una tarjeta amarilla para perderse el Clásico del Bernabéu.
El ya habitual 3-4-3
El Levante encontró la ocasión de demostrar las virtudes que lo han sostenido en puestos europeos. Apenas pasado el primer soplido azulgrana, Xavi Torres cabeceó desde muy lejos y obligó a Valdés a una rectificación complicada que le sirvió para salvar la primera ocasión levantinista, que no sería la última. Antes de la siguiente apretura de Valdés, el equipo de Juan Ignacio Martínez se encogió por dos sustos de Messi, una jugada demasiado individualista que acabó en córner y un tiro de falta repelido con apuros por Munúa, que Puyol no pudo reconducir a gol tras el rechace.
Alexis comenzó a jugar a la izquierda del tridente azulgrana, halló un pasillo para correr y Javi Venta se ganó la amonestación por frenarlo desesperadamente. Xavi lanzó la falta directamente fuera, aunque no tan lejos de la escuadra. Cuenca tomó el relevo al chileno y se cambió de banda. Recibió el acoso y el derribo, también amonestado, de Ballesteros. Y en esta siguiente oportunidad, Xavi, cerca del vértice del área del Levante probó su eficacia en los lanzamientos y la disposición de Cesc para, esta vez de cabeza, doblar su cuenta de goles y situarse en la ‘cota 7′ sin haber jugado de titular la mitad de los partidos de esta Liga.
Conmoción de Carles Puyol
Puyol, que enseñaba una forma física óptima por velocidad, se llevó un golpe en la cabeza, se sintió mareado y pidió el cambio. Entró Valdés y el capitán, en el banquillo, no celebró como los demás el tercer gol de su equipo, una joya de Cuenca en la que intervinieron los mismos artífices de la primera jugada: Messi, que arrimó la pelota a la frontal, e Iniesta, que habilitó al joven delantero, solo en el lado izquierdo del ataque. Resolvió con una ‘rosca’ propia de un muy buen futbolista.
Que el Levante no se rindiera con el tercer puñetazo a la mandíbula lo probaron los siguientes minutos en los que el Barcelona se encontró incómodo corriendo hacia atrás para reducir las llegadas de Koné, de Pedro López y de Xavi Torres. Al delantero marfileño le tapó un gol cantado Valdés, en soberbia intervención que necesitó un segundo esfuerzo para evitar que Xavi Torres se colgara una medalla en la que fue su casa de origen.
Desde el tercer tanto se puso a calentar Keita, sustituto de Busquets tras el descanso. No había ninguna necesidad de arriesgarse a ser amonestado. Y el Barcelona siguió jugando igual, con una posesión colectiva que le permitió jugar tanto con su elaboración tradicional como al contraataque, pues el Levante jamás humilló. Quiso salir del Camp Nou con la cara alta y con el primer gol visitante en lo que va de Liga. Lo rozó Del Horno con un remate que Valdés salvó con su mejor intervención, una mano espectacular. Tuvo más tajo del que se pueda imaginar si solamente se mira el resultado del partido.
Alexis, enfilado al Bernabéu
Dominado de cabo a rabo, el Levante sintió los puyazos cuarto y quinto en un santiamén. La asistencia de Alves permitió a Messi enseñar a los jóvenes fútbolistas como se controla una pelota en el área y se arma un remate delicado que busca puerta regateando al portero.
El chileno Alexis clama por un puesto fijo en el clásico del sábado que viene. A su juego convincente añadió un gol similar al del martes pasado contra el Rayo. Un tiro inteligente que se envenenó en el brazo de Asier del Horno y describió la parábola hacia el 5-0.
El árbitro negó el sexto al final del partido. Iniesta marcó, solo, aprovechando un despeje defectuoso de Pedro López. No debió anularse, pero tampoco tenía mucha importancia. El Barça sigue con su racha de goleadas en casa y sin que Valdés encaje gol. Un 39-0 en lo que va de Liga.
Aunque la oficialidad de los dos equipos todavía no dan al Clásico la actualidad que les da la afición y la opinión pública (hay dos partidos ‘basura’ de Champions martes y miércoles), la gran batalla está ya lanzada.
No comments:
Post a Comment