La lesión de Iniesta empaña la goleada del Barcelona a L'Hospitalet
RAMON BESA - Barcelona - 22/12/2011
Aunque se ha ganado la admiración de muchos, el Barça no tiene parientes ni amigos ni le da conversación a los vecinos cuando media una pelota. Afrontó la visita de L'Hospitalet como si se tratara de l'Anderlecht de los setenta y necesitara un épico remonte en lugar de administrar un 0-1. No hubo más concesión que la titularidad de Pinto. Jugaron los mejores y compitieron con tanta seriedad e intensidad que pasado el cuarto de hora ya estaba resuelto el partido, decidida la eliminatoria y cantada la goleada. No tuvo piedad el Barça de L'Hospitalet.
Tres tantos muy diferentes acabaron con la excelente presentación del equipo de Vinyals, desbordado por las circunstancias. Tuvo que asumir el error del árbitro en el penalti de Mousa a Cuenca. Imposible defender una jugada tan exacta como la del 2-0: la apertura profunda de Xavi, el centro de Cesc y el toque de Iniesta. Y cuando intentó sacar la pelota de su área, como si se contagiara del fútbol azulgrana, Thiago apretó al central Castaño, le rebanó el balón, regateó al meta y puso el 3-0.
El encuentro era el mejor regalo para los telespectadores y sobre todo para la militancia activa que se reunió en el Camp Nou en una noche desapacible: 56.480 aficionados. Una cosa es jugar de cara la galería y otra distinta ofrecer un encuentro pletórico cuando no hay necesidad, solo por generosidad, profesionalidad y respeto.
La atención defensiva del Barcelona era tan estresante como la tensión ofensiva. No había tregua ni cuando nadie miraba el marcador, de manera que Iniesta estiró la pierna para alcanzar el balón antes que el portero y se rompió. El pánico se apoderó del jugador, del médico, de Guardiola y de la hinchada. La fragilidad del manchego es sobrecogedora. Tiene los músculos tan sensibles com los pies. Ahora sufre una rotura en el bíceps femoral de la pierna izquierda que le tendrá quince días en la enfermería y le convierte en duda para el derbi y para la Copa.
El partido se puso tan peligroso que Guardiola retiró a Xavi después que metiera el 4-0. Los goles, sin embargo, continuaron cayendo hasta contar nueve, los mismos que tomó el Rayo, también en 1979, y que suponen un récord en año natural: 169. Marcaron Cuenca, Thiago y Tello, un extremo a la antigua, por rápido y hábil, muy destacado en un equipo con un excelente punto de fiebre futbolistica. El mejor regalo navideño para el culé.
Igual da la alineación, el rival y el torneo: el Barça normalmente gana por goleada en casa y a menudo se lesiona Iniesta.
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