Tuesday, 20 December 2011

Guardiola, año IV – Instinto devorador permanente

 

Instinto devorador permanente

  • Guardiola construye en menos de cuatro años un Barça que, tras conquistar 13 títulos, evoluciona hacia un fútbol aún más elaborado y letal
  • Su primera decisión fue vender a Ronaldinho y, con algún contratiempo, ha ido homogeneizando un bloque leal en torno a Lionel Messi
La falta de apetito del FC Barcelona, su hambre saciada y el ‘cambio de ciclo’ ante el ‘ciclón’ Real Madrid, han estado en la boca de analistas y en la pluma de blogueros desde que terminó el llamado ‘maratón de clásicos’ de la pasada primavera. Cierto que el Real Madrid se acercó en capacidad al Barcelona durante la Supercopa de España (ganada, sin embargo, por los azulgrana) y en lo que llevamos la Liga, pese a la derrota en el Bernabéu frente al gran rival, los de Pep Guardiola van a remolque, tres puntos por detrás de los blancos. Pero lo sucedido en los últimos 10 días, con el colofón del 4-0 en Yokohama (para cerrar el año al Barça le queda el partido del jueves contra el L’Hospitalet) enseña que en el estómago azulgrana aún hay sitio para los manjares que ofrece esta temporada. [Barça 4 Santos 0] [Rey del mundo] [Reacciones] [La lección de Neymar]

Para llegar a este décimo tercer título de 16 disputados en el periplo de Pep Guardiola, el entrenador catalán ha evolucionado junto con su equipo para resolver problemas acuciantes. El último que se planteó fue la pérdida de capacidad de sorpresa. Poco a poco, el sistema 3-4-3 que ha implantado como novedad esta temporada, va recogiendo sus frutos. Empezó a utilizarse con timidez -el Valencia le sacó los colores- y se convirtió en obra maestra en el estadio Internacional de Yokohama, con una alineación sin delantero específico al uso. Centrocampismo absoluto delante de los tres defensores (sí, Alves, también centrocampista-delantero). Una semana antes, en el Bernabéu, forzado por un gol en contra a los 22 segundos, el sistema también había demostrado su eficacia.

Los aciertos de Pep

Reconocemos al Barcelona de Pep Guardiola, el joven técnico que, con apenas experiencia en el equipo de Tercera División, rectificó la deriva de otra época de buen fútbol azulgrana, la de Frank Rijkaard. Ascendió al primer equipo con la determinación de gobernar en un vestuario difícil a un grupo en declive, en consonancia con la caída de su estrella, Ronaldinho ‘Gaúcho’. Primera decisión: venderlo. Primer acierto.
Hoy dice el técnico de Santpedor (Barcelona), que el 18 de enero cumplirá 41 años, que Pedro Rodríguez le salvó el cuello en aquella primera época. El jugador canario iba en su ligero equipaje cuando regresó al vestuario del Camp Nou con el cargo de jefe. Y también Sergio Busquets, un desconocido hasta su llegada al ‘Tercera’ y proclamado este domingo por su técnico como “mejor mediocentro del mundo”. Segundo y tercer aciertos. Ya en mayo, el club había decidido recuperar a Gerard Piqué, propiedad del Manchester United desde 2004. En el momento adecuado.
Guardiola hizo faena allí dentro frente a los más grandes morlacos. Satisfizo los egos de Samuel Eto’o o de Thierry Henry con el establecimiento de un ‘quid pro quo’ productivo entre ellos y el técnico. Al tiempo, equilibró la fuerza exterior -Márquez, Yayá Touré, Keita y sobre todo el fichaje estelar de la temporada 2008-09, Dani Alves- con un apoyo evidente a los jugadores procedentes de La Masía (algo menos a Bojan, solución de urgencia en el último Barça de Rijkaard). Y a encumbrar a Lionel Messi. La gran decisión.

Esperando al gran Abidal

El Barcelona enderezó su dirección. Jugadores como Márquez o Yayá crecieron de forma exponencial. La Liga, la Copa del Rey y la Champions entraron en el saco. Todavía hubo que esperar a que se acoplaran futbolistas como Keita o Eric Abidal. El lateral francés pecó de falta de atrevimiento en su segundo año en el Barça y la banda izquierda terminó por ser el mayor quebradero de cabeza de esa temporada, porque Sylvinho no ofrecía la consistencia precisa. Carles Puyol fue muchas veces el elegido para ocupar el puesto en ese lateral. ¿Más aciertos?
Comenzó la segunda temporada con Pep Guardiola, la 2009-10. Pedro Rodríguez reservó el título del Mundial de Clubes 2009 y forzó la prórroga en el último minuto con su sexto gol en las seis competiciones disputadas. Aquel gol de Messi ‘con el escudo’ derribó la resistencia de Estudiantes de la Plata y cerró el primer año cronológico de Guardiola con las famosas ‘Seis Copas’. El Barcelona era, más que nunca antes, dueño del mundo.

Primeras decepciones

El Barça de la final del Mundialito 2009: Valdés; Alves, Puyol, Piqué, Abidal; Busquets, Xavi, Keita; Messi, Ibrahimovic y Henry. Iniesta estaba lesionado, a Eto’o le habían señalado la puerta de salida a pesar de sus goles y había llegado como gran goleador el sueco Zlatan Ibrahimovic. Jugaron tras el descanso Pedro, Yayá Touré y Jeffren. No lo hicieron Pinto, Maxwell y Chygrynsky (nuevos en el Barça) y Bojan.
El equipo ya estaba definitivamente armado, pero no quedó a salvo de las dos primeras decepciones: la eliminación en Copa a cargo del Sevilla (octavos de final) y la más sentida ante el Inter de Milán de José Mourinho. Las dos inversiones más cuantiosas, Ibra y Chygrynsky, no resultaron. La plantilla, corta, ganó la Liga en un duelo tremendo con el Real Madrid de Manuel Pellegrini, que le obligó a ganar 99 puntos en 38 jornadas.
Guardiola, año III: inicio de una era de ‘Cinco Copas’. Sólo faltó la del Rey, que Cristiano Ronaldo trasladó a las vitrinas del Santiago Bernabéu de certero cabezazo en la prórroga. La temporada 2010-11 concluyó con la conquista de la Champions en una exhibición de superioridad parecida a la exhibida este domingo en Yokohama. Otra obra excelsa, una más, tras la conquista de la Liga y los enfrentamientos al límite contra el Madrid.

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