Monday, 4 April 2011

En manos de Guardiola



En manos de Guardiola De la misma manera que Pep decidió el momento de dirigir al Barcelona, se supone que también visualizará el día en que se imponga la salida del Camp Nou RAMON BESA - Barcelona - 04/04/2011 "Mi tiempo en el Barça se está acabando". El programa Sport Sera, de RAI Due, difundió el viernes una declaración de Pep Guardiola que sonó a despedida más que a una reflexión concedida a un periodista italiano que acudió al Camp Nou para grabarle con motivo del centenario del Brescia. Guardiola no desveló nada nuevo, sino que insistió en argumentos sabidos antes y después de que renovara su contrato por un curso con el club al que entrena desde 2008. A saber: "Cuando uno afronta el cuarto año, ya está más cerca del final que del principio"; "si pudiera, firmaría cada seis meses" o "se suele entrenar en periodos de cinco años porque ni los jugadores me van a aguantar ni yo les aguantaré". Descontextualizada, sin embargo, la afirmación de Guardiola tomó un vuelo insospechado porque, previamente, había corregido a Sandro Rosell por pronosticar un 5-0 en la final de Copa contra el Madrid -el presidente pidió ayer perdón ayer a los que pudieran sentirse ofendidos- y porque se supo que el propio entrenador había intentado que no se emitiera su declaración porque así se había pactado: "Yo me pasé de tonto y el periodista de listo". La frase de Guardiola a una televisión extranjera cobró, por lo demás, mayor importancia porque se entendió en determinados medios que podía ser una exclusiva, una filtración o un anuncio más creíble que en la prensa española, a la que, según el color, se supone amiga o enemiga de él. Tanto Guardiola como el consejo directivo coinciden ahora en que no han variado las condiciones que en febrero les llevaron a prorrogar el acuerdo hasta 2012. Rosell ha descartado convertirle en el Alex Ferguson del Barça como pretendía cuando en junio fue elegido presidente y también la posibilidad de extenderle un contrato por seis años, circunstancias que explicarían parcialmente por qué se retrasó la firma el pasado verano. El interlocutor del club es Andoni Zubizarreta, el director deportivo, buen conocedor de Guardiola. Ambos negociaron varios días y contemplaron diferentes opciones. Al técnico, en cualquier caso, siempre le ha interesado una continuidad a corto plazo por varias razones. Quería conocer la acción de gobierno de la nueva junta, medir su desgaste personal y constatar el compromiso de la plantilla. Su prioridad ha sido siempre la implicación de la plantilla. "El día que no me vea capaz de sacar lo mejor de los futbolistas me iré", ha comentado a personas de su confianza. "De momento, siempre quieren, no tengo duda, y ahí están las muchas cosas que nos han dado. Si no va, el problema no sería suyo, sino mío". Tampoco parece haber llegado la situación en la que se encontró mister Pentland en el Athletic cuando abandonó el club con una frase lapidaria: "Es el momento de marcharme porque los jugadores ya son demasiado amigos míos". Los futbolistas tampoco se han cansado de Guardiola. Aplaudieron su continuidad. El desgaste, en cualquier caso, cada vez es mayor, tanto físico -ha sufrido una hernia discal- como psicológico, no solo por el tiempo transcurrido, sino también por la toma de decisiones y la presión del propio club y del Madrid con José Mourinho. A veces, da la sensación de que Guardiola se siente solo, más vulnerable y expuesto, quemado. "Las sensaciones varían", concede un directivo. Guardiola siempre funcionó así. Y funcionar así significa aguantar y asumir los distintos estados anímicos. "De la misma manera que supo verse como entrenador del Barça cuando nadie se lo planteaba, también será él quien sepa adivinar el momento de la salida", afirman en el club.

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