El Barça afina con vistas a Madrid El equipo azulgrana recupera sus mejores sensaciones y se impone también en Donetsk
RAMON BESA - Donetsk - 12/04/2011
Avistada la serie del clásico, el Barça se puso en forma en Donetsk. Los azulgrana recuperaron alguno de sus mejores signos de identidad contra el Shakhtar. Ha regresado Messi, eléctrico y goleador, nada autista; la mecánica del juego funciona de forma más natural con Busquets de volante; y a falta de Puyol, no es mala solución poner de central a Mascherano, o al menos funcionó bien contra el inexperto Shakhtar. Acaso preocupa la mala racha de Villa, que ya suma nueve jornadas sin marcar, y tampoco Pedro está en su mejor momento, detalles que pueden rebajar su competitividad por la falta de gol. A nivel global, sin embargo, los azulgrana cada día parecen más a punto, repuestos de unas jornadas de cierta angustia. Convirtieron al Shakhtar en un rival convencional, nada que ver con el peligroso equipo que visitó el Camp Nou, un cambio muy revelador.
Los azulgrana se tomaron muy en serio el partido, tanto que apenas duró un cuarto de hora, el tiempo que tardó más o menos en rendirse el Shakhtar, diez minutos antes de que Messi firmara su gol número 48, una cifra jamás alcanzada por un delantero del Barcelona. No hubo concesiones en la alineación de Guardiola y el equipo se desplegó muy bien en la cancha a partir de Busquets como pivote mientras Mascherano cerraba sin apuros como central diestro al lado de Piqué. No pareció un cambio cualquiera: si era un ensayo para la final de Copa, sobre todo si se tiene en cuenta que el Jefecito no jugará el sábado el partido de Liga del Bernabéu por sanción, la prueba fue resultona. El único inconveniente es que el Madrid no es el Shakhtar.
El Barça fue un equipo más reconocible y por momentos recordó a una de sus mejores versiones. Los azulgrana acortaron de nuevo el campo, recuperaran poco a poco la fluidez en el juego y atacaron mejor, circunstancia que les permitió no ser tan exigidos en defensa, una línea bien protegida por la buena forma de Valdés. Al equipo, en cualquier caso, le llevó un rato gobernar la contienda. Ausente Iniesta, a Busquets le faltaban socios para combinar y necesitaba más profundidad de los delanteros. El encuentro arrancó de manera lenta, sin intensidad, pérdidas reiteradas de balón y escasa presencia barcelonista en el área del Shakhtar.
Los muchachos de Lucescu aguardaban pacientemente en su feudo, como si todavía estuvieran espantados por la tunda de la ida, rápidos en la anticipación y selectivos en la contra, siempre verticales. Las llegadas fueron tan escasas como concretas, y Valdés respondió excelentemente a un tiro de Douglas Costa. La anestesia azulgrana tardó media hora en ser efectiva. Mejor puestos y más agrupados, los barcelonistas aseguraron la línea de pase, activaron la circulación de la pelota y eliminaron de forma progresiva la línea de presión del Shakhtar. Adriano y Messi enfilaron a Pyatov y hasta Piqué se arrimó en ataque después de constatar que Mascherano no sólo funcionaba como corrector sino que también atacaba con los cambios de orientación.
El gol se anunciaba en el fondo sur del Donbass, donde los seguidores del Shakhtar se sacaron la zamarra y recibieron a pecho descubierto a la delantera azulgrana. La situación demandaba una fotografía y Messi se puso al aparato. Tomó la pelota Busquets, conectó con Alves y La Pulga la cruzó ante Pyatov. La eliminatoria había quedado finiquitada por si quedaban dudas. La cuestión que se planteaba a partir del descanso era si el Barça también sería capaz de ganarle el partido de vuelta al Shakhtar. La palabra la tenía la delantera de Guardiola frente a la poca defensa de Lucescu. Ocurre que Villa está seco y Afellay es tan académico como poco resolutivo.
Las largas posesiones se sucedieron y muy de vez en cuando aceleraba Messi para despertar la admiración de la hinchada. La Pulga le dio un gol prácticamente hecho a Afellay. La respuesta del holandés fue una rosca, como si hubiera nacido en La Masia, un delantero más que prefiere dejar la pelota en la portería en lugar de romper la red. La falta de puntería y de remate emborronó el estupendo ejercicio barcelonista, tan bien diseñado que permitió las sustituciones oportunas de Piqué, Xavi y Villa, que se retiró dañado en una rodilla. La rueda de cambios ayudó al Shakhtar a practicar el remate a portería. Tampoco acertó por la buena estampa de Valdés, de manera que el Barcelona pudo defender el gol de Messi y ganar también en Donetsk.
Fue la mejor medicina con vistas al encuentro del Madrid. Ya no especula ni regula el Barça sino que, avistada la serie del clásico, se ha puesto tenso y jugón, dos de sus mejores rasgos. Ahora, como otras veces, le falta recuperar la pegada. El gol descansa en las botas de Messi, uno solo, pero el mejor.
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