Salve Leo, gracias Emery
03 MAR 2011 00:15
03 MAR 2011 00:15
Leo Messi puede con todo, incluso en un territorio tan hostil como ese Mestalla convertido en campo de minas, foco de digna resistencia y sede de un equipo con alma que jamás presentó bandera blanca y que sí creyó en la posibilidad de encontrar el talón de Aquiles del ya casi seguro campeón de Liga. El Valencia ya había convertido el partido de la primera vuelta en un sudoku de complicada resolución para el Barça y en su guarida dobló la apuesta. La noche fue un calvario para un Barcelona al que le costó contactar y manejar los conceptos de iniciativa y control. Su adversario, digno y entregado, convirtió la cita en un campo de minas, en una sucesión de trampas que a punto estuvieron de dar un vuelco a la Liga. Martin Sheen se sitió más seguro en Apocalypse Now que Guardiola y su grupo en Valencia.
El Barcelona fue más humano y vulnerable que nunca, el esfuerzo del equipo de Emery fue encomiable, pero al final, apareció el de siempre y mandó callar. Da igual que su equipo parezca maniatado, que Xavi o Iniesta se sientan seres anónimos, que les superen peloteros como Tino Costa o Banega, enormes y omnipresentes. Para casos de apuro, Guardiola siempre tiene el as en la manga, el comodín. Messi marcó y decidió. El Valencia quedó como un bonito cadáver, el más elegante y honrado de todos los que ha ido dejando en su camino la trituradora azulgrana.
Para Emery y los suyos quedará el consuelo de haber mantenido la mirada alta en todo momento. El partido fue una enciclopedia táctica con ricos detalles y cambios sobre la marcha. La doble apuesta en la izquierda con el futuro lateral de la selección Jordi Alba y Mathieu por delante para atar en corto a Alves, la aparición de Mata como ariete mentiroso, falso 9, el sistema de ayudas y coberturas y la jerarquía de los dos mediocentros argentinos, que fueron capaces de asfixiar al mejor centro del campo del planeta, fueron detalles que se complementaron con la irrupción tras el descanso de un ariete de verdad, Soldado, y la ocupación de las bandas para abrir en canal al Barça. Guardiola respondió con un poco habitual 4-4-2 que incluyó a Adriano en la izquierda y a Pedro en el banquillo de arranque. La flexibilidad táctica del Barça provocó que en ocasiones jugara con tres centrales y dos carrileros para acabar con Pedro y el clásico 4-3-3. El partido tuvo fuste y altura. Pero incluso en la mala hora, el Barça juega con ventaja, juega con Messi.
El Barcelona fue más humano y vulnerable que nunca, el esfuerzo del equipo de Emery fue encomiable, pero al final, apareció el de siempre y mandó callar. Da igual que su equipo parezca maniatado, que Xavi o Iniesta se sientan seres anónimos, que les superen peloteros como Tino Costa o Banega, enormes y omnipresentes. Para casos de apuro, Guardiola siempre tiene el as en la manga, el comodín. Messi marcó y decidió. El Valencia quedó como un bonito cadáver, el más elegante y honrado de todos los que ha ido dejando en su camino la trituradora azulgrana.
Para Emery y los suyos quedará el consuelo de haber mantenido la mirada alta en todo momento. El partido fue una enciclopedia táctica con ricos detalles y cambios sobre la marcha. La doble apuesta en la izquierda con el futuro lateral de la selección Jordi Alba y Mathieu por delante para atar en corto a Alves, la aparición de Mata como ariete mentiroso, falso 9, el sistema de ayudas y coberturas y la jerarquía de los dos mediocentros argentinos, que fueron capaces de asfixiar al mejor centro del campo del planeta, fueron detalles que se complementaron con la irrupción tras el descanso de un ariete de verdad, Soldado, y la ocupación de las bandas para abrir en canal al Barça. Guardiola respondió con un poco habitual 4-4-2 que incluyó a Adriano en la izquierda y a Pedro en el banquillo de arranque. La flexibilidad táctica del Barça provocó que en ocasiones jugara con tres centrales y dos carrileros para acabar con Pedro y el clásico 4-3-3. El partido tuvo fuste y altura. Pero incluso en la mala hora, el Barça juega con ventaja, juega con Messi.
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